Un ciudadano ruso invitó, el pasado verano, a su pareja a cenar en uno de los mejores restaurantes de San Sebastián, le pidió matrimonio y, ya con el ‘sí’, le propuso dedicar la siguiente mañana a visitar pisos en la ciudad para hacerse con uno de ellos. Cerró la compra de una vivienda con vistas a la bahía de La Concha por 2,7 millones de euros.
Unos meses antes, una pareja norteamericana de foodies, apasionados de la gastronomía donostiarra, decidió adquirir un piso en la ciudad para lograr el permiso de residencia a través del sistema de la Golden Visa. Con una inversión de 500.000 euros les habría bastado, aunque optaron por un piso de un millón de euros.
Son ejemplos de una dinámica creciente en la capital donostiarra que genera posturas encontradas y que ha desembocado en que incluso exista una lista de espera para millonarios interesados en viviendas de lujo.
En este momento, alrededor del 70% de las ventas de viviendas de lujo en la capital donostiarra se cierra con ciudadanos de origen extranjero. La estimación es de Jaime Euba, responsable de Residencial de Areizaga Inmobiliaria, que ha cerrado esas dos operaciones y otras muchas de características similares, incluso por importes superiores.
“Es un fenómeno que viene in crescendo año a año y cada vez es más patente. Donostia está cada vez más en el mapa, tiene cada vez más eco internacional, por la gastronomía o por el Festival Internacional de Cine, e incluso el clima está mejorando. Quienes la visitan una vez, aunque sea por turismo, suelen repetir, y el resultado es que existe una creciente presión sobre el mercado inmobiliario por parte de ciudadanos extranjeros”, explica Euba.
El perfil del comprador
El perfil de estos ciudadanos que se deciden a comprar una vivienda en la capital donostiarra es muy particular. En primer lugar, en cuanto a la edad. “La mayoría de los ciudadanos extranjeros que opta por comprar una vivienda en San Sebastián son jubilados o están ya pensando en la jubilación. Les resulta una ciudad, además de bonita, cómoda para jubilarse: por su tamaño, porque pueden moverse a pie, o porque tienen mucho comercio muy cerca”, añade.
En segundo lugar, comparten un estatus socioeconómico elevado. “Hemos cerrado pocas ventas con ciudadanos extranjeros por menos de 500.000 euros. Los extranjeros que están comprando en la ciudad son de muy alto poder adquisitivo y, de hecho, son ellos quienes compran las viviendas de entre uno y tres millones de euros, que antes costaba vender por motivos obvios y que hace 10 o 15 años tenían en personas de la provincia a sus potenciales compradores. La inmensa mayoría de ventas de viviendas con vistas al mar que cerramos el año pasado fueron para extranjeros”, explica Euba.
Los pisos demandados por este perfil de compradores se venden de manera fulminante, en muchas ocasiones antes de que se lleguen a publicar los anuncios. De hecho, existe lista de espera de ciudadanos extranjeros que se adelantan a tocar la puerta de las inmobiliarias y les solicitan que, en cuanto llegue alguna opción que se ajuste a sus intereses, les avisen.
Areizaga Inmobiliaria se vale de visitas virtuales para encauzar las ventas y ha reforzado su plantilla para adaptarse a los nuevos clientes. “Además de, lógicamente, personal que habla euskera y castellano, hemos buscado empleados que hablen inglés, francés o cualquier idioma que el cliente demande”, explican desde Areizaga. En este momento, los principales compradores de vivienda de lujo en la capital guipuzcoana proceden de Estados Unidos, Canadá o Francia. “El comprador francés suele tener algo menos de poder adquisitivo y el estadounidense es, en este momento, el que más nos llega y el que dispone de mayor presupuesto”.
Artículo original publicado en Areizaga Inmobiliaria.